Un título de entrada muy apropiado ahora que estamos pasando "CALOR" con estas altas temperaturas, nada propias de la primavera por estas tierras de León.
Pero es que ese es el título del libro que Jacobo Muñiz, un gran ilustrador del que podéis admirar su obra a través de su blog, me envió de "regalo" desde Córdoba. Y lo hizo sin apenas conocernos. Le bastaron unas pocas palabras mías en un correo para tener un gran detalle conmigo y con mi hijo David.
El cuento está "usado", que es el término que yo empleo para decir que lo he adaptado para que David pueda leerlo fácilmente y trabajar con él. Aprovechamos cada una de sus ilustraciones para que David, con su todavía dificultad para la grafía, escriba una o dos palabras relacionadas con los dibujos. Se que a Jacobo no le importa que lo hagamos, es una forma de personalizar el cuento que llegó directo desde sus hábiles y maestras manos.
Además, mi otro hijo, Pablo(tiene 15 años y como buen adolescente, cree que lo sabe todo)intentó convencerme de que el dibujo de la portada era capáz de hacerlo él mejor que el ilustrador. En el intento de "imitación" le saqué varias fotos para que quedara constancia del hecho por si el propio ilustrador quiere tomar "medidas" de algún tipo.
Gracias Jacobo. Para tí, un cálido abrazo envuelto en papel de regalo.
Pero es que ese es el título del libro que Jacobo Muñiz, un gran ilustrador del que podéis admirar su obra a través de su blog, me envió de "regalo" desde Córdoba. Y lo hizo sin apenas conocernos. Le bastaron unas pocas palabras mías en un correo para tener un gran detalle conmigo y con mi hijo David.
El cuento está "usado", que es el término que yo empleo para decir que lo he adaptado para que David pueda leerlo fácilmente y trabajar con él. Aprovechamos cada una de sus ilustraciones para que David, con su todavía dificultad para la grafía, escriba una o dos palabras relacionadas con los dibujos. Se que a Jacobo no le importa que lo hagamos, es una forma de personalizar el cuento que llegó directo desde sus hábiles y maestras manos.
Además, mi otro hijo, Pablo(tiene 15 años y como buen adolescente, cree que lo sabe todo)intentó convencerme de que el dibujo de la portada era capáz de hacerlo él mejor que el ilustrador. En el intento de "imitación" le saqué varias fotos para que quedara constancia del hecho por si el propio ilustrador quiere tomar "medidas" de algún tipo.
Gracias Jacobo. Para tí, un cálido abrazo envuelto en papel de regalo.
No solo no me importa que lo personalicéis, sino que me encanta. Es un gran placer ver como algo que uno hace gusta lo suficiente como para que cada uno se moleste en darle un toque personal o en adaptarlo a sus gustos y necesidades. De hecho, mi idea inicial era dejar una última página en blanco para que cada niño (o adulto) escribiera-dibujara un motivo propio por el cual le gustaba el invierno, pero al final, por cuestiones de imprenta y rentabilidad editorial, no pudo ser.
ResponderEliminarBesos y gracias a vosotros...